Quizás debido al precio, a veces elevado, o a los eslóganes publicitarios poco fiables, lo cierto es que muchos usuarios depositan expectativas excesivas en los electroinsecticidas. Sin embargo, no debemos olvidar que no existe ningún producto mágico capaz de eliminar por sí solo el problema de los mosquitos e incluso los electroinsecticidas deben integrarse en una estrategia de lucha a varios niveles (larvicidas, adulticidas, etc.).

Es decir, si el número de mosquitos ya se reduce gracias a las acciones preventivas, el uso correcto de electroinsecticidas tendrá un impacto en la población de mosquitos. Por el contrario, si colocamos un dispositivo para eliminar mosquitos y confiamos en que por sí solo es suficiente para hacernos olvidar el problema, vamos por el camino equivocado, independientemente del modelo y de cuánto dinero hayamos invertido en él.

Partiendo de modelos que ya se utilizan desde hace años en actividades profesionales, como la restauración, recientemente se han introducido en el mercado varios dispositivos "hobby" para atrapar mosquitos en los jardines.

Al estar expuestos a la lluvia y la humedad, los electroinsecticidas de exterior no cuentan con parrillas eléctricas, sino con ventiladores aspiradores, están equipados con transformadores con salidas de corriente continua de bajo voltaje y tienen una excelente capacidad de resistencia al agua.

Los modelos más caros deben conectarse a bombonas de gas para producir dióxido de carbono (CO2), uno de los estímulos más fuertes que impulsa a las hembras de mosquito a buscar sangre para poner huevos. Además, la eficacia de captura, en particular contra el mosquito tigre, puede aumentar significativamente mediante el uso de distintos tipos de atrayentes químicos que contienen los componentes principales del sudor humano. De ello se deduce que estos dispositivos implican a menudo costes de gestión nada despreciables.

Los electroinsecticidas de exterior deben colocarse al menos a 5 metros de distancia de las viviendas y cerca de aguas estancadas y zonas de sombra llenas de vegetación, donde los mosquitos -respectivamente- se desarrollan y buscan refugio. Si se colocan en grandes cantidades y al comienzo de la temporada, pueden dar lugar a alguna acción preventiva al contener la población de insectos antes de que alcance niveles insostenibles.

El exterminador de insectos con neón azul y parrilla electrificada que acompaña con chisporroteos las tardes de verano en los restaurantes al aire libre forma parte del recuerdo de muchos de nosotros. A lo largo de los años, este tipo de dispositivos se ha beneficiado de continuas actualizaciones técnicas: la presencia de varios tipos de luces (LED, ultravioleta, infrarrojas), emisores de calor o incluso la adición de placas fotocatalíticas para la emisión de pequeñas cantidades de dióxido de carbono ( para atraer mosquitos) han mejorado la eficacia de estos productos contra los mosquitos.

Aunque están pensados para el interior de viviendas, estos dispositivos también se pueden utilizar en ambientes exteriores protegidos de la intemperie como patios, terrazas, cenadores, etc.

Al igual que ocurre con los electroinsecticidas de jardín, algunos modelos de interior están diseñados para el uso de un atrayente que aumenta las capturas. La mayoría de los modelos están equipados con sistemas de rejillas electrificadas para eliminar insectos. Por tanto, es aconsejable optar por productos certificados que no causen problemas en caso de contacto accidental con la parrilla. Como alternativa, también existen en el mercado sifones de aspiración internos sin piezas de parrilla electrificadas y, por tanto, sin peligro para niños y mascotas.